Sobre la felicidad y una Suculenta!
- Marivi
- 3 ago 2020
- 2 Min. de lectura

Hace mucho aprendí que la felicidad es como la belleza, relativa a quien la está buscando.
Desde que somos jóvenes buscamos ser felices y este concepto evoluciona a medida que vamos caminando en este trayecto llamado "vida", la felicidad ha sido un viaje, un novio, graduarte, un trabajo nuevo, casarte o no, tener los mejores hijos, un carro, una nueva posición, mudarte, una casa nueva, tener dinero, una mascota....en fin, lo que tiene de certero, es que no es estática y no es común a todos.
Almorzando con una amiga está me mencionó que había un dicho que decía que la base de la felicidad es la "conformidad" y la verdad es que mientras más lo pienso, no creo estar de acuerdo con este punto de vista. Creo que la verdadera felicidad viene de la paz interna, de la coherencia de vida entre lo que pensamos, sentimos y actuamos, en ser fieles a nosotros mismos y encontrar esa felicidad "propia y única".
Esta pandemia nos ha demostrado dos cosas: 1) Todos somos iguales y a todos nos puede tocar (¡humildad por favor!) 2) La felicidad está entre nuestras 4 paredes, y es dentro de estas paredes llamadas hogar, grandes y pequeñas, con mucho o con poco, donde nos hemos dado cuenta que es aquí donde estriba la mayor riqueza, con la familia, en los abrazos, en el tiempo con uno mismo. Dios tiene a veces métodos drásticos de obrar y ha parado el mundo para que pudiéramos ver y "vivir" de una mejor manera.
Así que hoy, estoy en mi balcón, mirando mis suculentas que crecen en la tierra árida en las que las he sembrado, firmes y hermosas, haciéndose paso entre las piedras y los obstáculos, en tarritos pequeños y grandes, disfrutando el sol y los atardeceres. Hoy soy feliz sentada en este sofá, compu en mano, disfrutando una coca-cola, oyendo las voces de mis hijos, cerrando los ojos y tratando de disfrutar todos esas pequeñas cosas que me hacen sonreír.
Hoy sé que todas las cosas pasan y tienen su tiempo, pero no soy conformista, seguiré buscando estos rincones y esos momentos, seguiré construyendo recuerdos y memorias, para cuando todo esto pase, me acuerde de volver a recostarme en mi sillón y disfrutar de mis suculentas y decir ¡Gracias Señor!
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